Como una de las empresas de mantenimiento de piscinas en Madrid de referencia, sabeos que cambiar el filtro de una piscina no es una tarea que deba hacerse con una frecuencia fija como cambiar una bombilla, pero sí es crucial para mantener el agua limpia, segura y cristalina. Saber cuándo hacerlo puede marcar la diferencia entre una piscina que invita al baño y otra que genera dudas.
El filtro es el corazón del sistema de depuración. Se encarga de atrapar partículas, hojas, insectos y todo tipo de suciedad que puede llegar al agua. Con el tiempo, este filtro se va saturando, perdiendo eficacia. Pero, ¿cómo saber cuándo ha llegado el momento de cambiarlo?
En primer lugar, fíjate en la presión del manómetro del sistema de filtrado. Una subida constante de presión suele ser señal de que el filtro está obstruido. Limpiarlo puede resolver el problema temporalmente, pero si esta situación se repite con frecuencia, es probable que el filtro haya perdido su capacidad de retención y sea hora de sustituirlo.
Otro indicio es la calidad del agua. Si notas que el agua se enturbia con facilidad, o que el tratamiento químico (como el cloro) parece menos efectivo, es posible que el filtro ya no esté cumpliendo su función como debería. También conviene revisar si aparecen algas con más frecuencia o si hay partículas suspendidas que no desaparecen pese a mantener un buen nivel de limpieza.
El tipo de filtro también influye. Los filtros de cartucho suelen necesitar reemplazo cada 1 o 2 años, mientras que los de arena pueden durar hasta 5, aunque conviene cambiar la arena cada 3 años para mantener el rendimiento. Los filtros de diatomeas son más delicados y requieren un mantenimiento más técnico.
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